miércoles, 28 de septiembre de 2011

La rubia interior.

Hoy me han robado casi toda noche. Hace ya unos días que me están robando las noches.
Yo, que antes era un animal nocturno, de los de llegar a casa con los zapatos en la mano, casi al amanecer, después de incontables chupitos de bourbon, de cantar con voz ronca de cigarrillos y madrugadas...he mutado. Si señores, estoy evolucionando a una forma de vida diurna. Me gusta levantarme pronto, a veces me quedo encantada viendo como sale el sol. Claro que  llega la noche y aunque yo siempre he sido de dormir poco, caigo dormida al primer intermedio de la serie que pongan en la tele.
Esto no supondría ningún problema, sino fuera porque dentro de mí aún vive esa rubia de tacones y escotes increíblemente atractivos que lucha por despertarme cuando llega el atardecer. Es una lucha encarnizada, casi violenta... yo intento tener al lado de la cama un libro y de repente mi subconsciente me ataca con imágenes en blanco y negro de mi misma bebiendo budweisser, y coreando “Dirty old town” de los Pogues. El blanco y negro es porque a mi subconsciente le encanta ir al cine. “Dirty old town” porque es una de las primeras canciones que aprendí en las clases de inglés. Y porque tiene ese toque de taberna y gente cantando.
Yo de verdad lo intento. Incluso con la ley del tabaco pensé: “perfecto, ahora no saldré tanto, y si salgo dejaré de fumar”. Ahora mismo, la rubia en tacones se está carcajeando de mi, en una terraza de verano. Había planeado acabar con ella en septiembre, con el primer frío del otoño, era un asesinato calculado. En mi lista mental estaban descritas las armas: tacitas de infusiones, libros que te atrapen, series de la tele, y un pijama de felpa...pero a la hora de la verdad, me he dado cuenta de que no soy capaz.
Quiero con locura a esa rubia despreocupada. Ha estado siempre a mi lado en los momentos difíciles, y en los fáciles no digamos. He intentado razonar con ella,  y por fin creo que estamos a punto de llegar a un acuerdo.
Yo no dejo que ella se quite los zapatos antes de llegar a casa y le dejo bailar alguna noche lo que le apetezca. Ella me deja algún amanecer mañanero y no se ríe de mi cuando me quedo dormida a las once de lunes a viernes.
Espero que la tregua sea larga, no querría perderla, y se que ella sin mi estaría perdida.
Hay que cuidar a las rubias interiores, sin ellas el mundo sería demasiado gris.

2 comentarios:

  1. Recordo molt bé a aquesta "rossa", i som molts els que l'estimem per ser com és...independentment del color del seu cabell!!
    Gràcies a les dues per existir! ;P

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  2. Jajajajaja...mola que tots fem "reviure", la rossa, recordo una nit en que jo estava "plufff" i tu em vas venir a buscar i al pujar al cotxe em vas posar la cançó "Reina de la noche"...
    Con lo que hemos sido!!! ;)

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EL CREADOR DE DISTOPÍAS

  Tengo un amigo que ama las distopías. Escribe sobre ellas y parece que todo lo analiza con precisión quirúrgica, cuando lo imagino delante...