Hace unos días que me he aficionado a combatir el calor a
base de pasar mis tardes medio a oscuras, refresco en mano y disfrutando de
series de televisión.
Concretamente mi última preferida es “Juego de tronos”.
Sí, me paso las horas de calor extremo viajando de “Invernalia”
a “Desembarco del rey”.
Para los no iniciados en la serie, diré que es una ficción
basada en las novelas de George R.R. Martin, un señor de cara afable y con un
rincón misterioso en su cerebro donde entre bosques, cuervos y lobos nacen
estas historias.
Que envidia, poder crear algo así.
Yo no he leído los libros. Mal hecho, lo sé. Pero me dejé
seducir por la cara de Sean Bean, patriarca de los Stark y me rendí a la serie
de la tele directamente. No sé que caras habrían tenido los personajes si los
hubiera conocido antes que el director de casting.
Lo que me llama de atención, a parte de la lucha de poder,
la magia y el encanto de este falso reino medieval…son los personajes. No
puedes evitar sentir simpatía por más de uno.Están tan bien definidos y sufren
tanto que a veces sientes su dolor demasiado cercano.
El codiciado trono de la serie, es la meta final de juegos
políticos, alianzas increíbles, traiciones y crueldad, mucha crueldad.
Un amigo que se está leyendo las novelas, me dijo que le
sorprendía la manera en que el autor maltrataba a sus personajes. Lo entiendo,
pero puede que una parte de nosotros desee ver, más que la desgracia en sí, la
lucha contra esa desgracia. Al fin y al cabo lo que define a un hombre no es lo
que le sucede, sino como se enfrenta a lo que le sucede.
A parte de la lucha por el poder, en Poniente (el lugar donde transcurre la acción)
se acerca el invierno. El invierno puede durar varios años, y se sabe que el
que está por venir será especialmente duro.
No puedo evitar pensar en que aquí, en la vida real, también
se acerca el invierno, y que seguramente será largo y duro. Y tiendo a imaginar
que a lo mejor todos somos personajes de una obra. Puede que otro George R.R
Martin esté ideando destinos, aventuras y desgracias para todos nosotros. Ojalá
el guión de un giro hacia la
comedia. Aunque algunos dicen que la comedia no es más que
tragedia vista con distancia…
Mejor sigo refugiada en mis ficciones. Por mal que lo pasen
siempre es mejor que leer el periódico.
Termino recomendando a todos, a visitar Poniente, a conocer
a los Stark, a los Lannister y a los Targaryan. Sea en el formato que sea.
Y que nadie olvide que “Llega el invierno”. Así que mejor
disfrutemos de la ola de calor.