Hay
días en que todo sale bien. Es una forma que tiene el universo para decirte:
eiii, que no soy tan hijoputilla como piensas.
El
viernes pasado fue uno de esos días. Desde que me puse encima de la báscula del
cuarto de baño y vi la cifra que hacía seis meses esperaba ver, hasta la
madrugada en que volví al apartamento haciendo eses, todo fue perfecto.
Fui de
fin de semana a la playa y nada más llegar, encuentro aparcamiento a la puerta
del hotel, nos hacen un “upgrade” y pasamos a tener un apartamento con la
piscina en el jardín. He decidido que quiero una casa con piscina. Eso de
levantarse y pasar del pijama al bikini es una gozada. Voy a un concierto
dispuesta a pagar entrada y me dicen que ese día es gratis. Yo sospecho que la
música será mala, por eso de que hay que pagar el karma del día. Pero empieza a
sonar y resulta que es buena, Dixie de Nueva Orleans. La única cerveza del bar
es mi preferida. Y paso una de las mejores noches que recuerdo.
A veces
todo sucede así de fácil. Deja de llover. Te entran mensajes en el móvil de
alguien que hace tiempo no sabías nada. Terminas un libro perfecto y empiezas
otro que pinta mejor. No paras de sonreír. Y sólo falta una banda sonora y
títulos de crédito para redondear la sensación de que todo está en armonía.
¿Qué
pasa el día después? Pues que todo sigue igual de bien. Porque has subido a ese
tren de ventanas amplias que te permite disfrutar del paisaje. Que te tomas las
cosas de buen humor. Aunque te baje la regla un día de playa. Aunque
seguramente los helados y la cerveza hacen que la cifra del viernes pasado sea
sólo un buen recuerdo. Pero entonces te das cuenta de que la suerte, muchas
veces es cuestión de actitud. No es lo que te pasa, sino como te tomas lo que
te ocurre.
Empieza
el verano en 3,2,1… y os quiero mandar mis mejores deseos para que lo paséis
como nunca. Disfrutad de donde estéis: playa, ciudad o montaña. Buscad gente
nueva o quedad con amigos de siempre. Id a conciertos y cantad a voz de grito,
aunque el vocalista se empeñe en equivocarse.
Haced algo
que os de miedo. Dadme noticias vuestras. Sentaos en un café e inventad
historias de los que pasan por delante. Y disfrutad de los días que vienen.
Yo
supongo que seguiré escribiendo durante los meses de calor. Pero por si no nos
vemos, sed felices y buen verano.