Cosas buenas que tiene Europa, los
sueldos, bastantes museos gratuitos, el chocolate, mucho wifi gratis y el nivel de inglés.
Cosas malas, hace mucho frío, se suicida
mucha gente, todo está muy caro y a las siete muchos bares han cerrado.
Sí señores, vamos a hablar de que la
Generalitat de Cataluña ha decidido que vamos a ser un poco más europeos. ¿Con
los sueldos? ¡No! Y tampoco con el nivel de inglés. Vamos a adaptarnos a su
horario.
Y yo estoy francamente preocupada. Porque
soy de esas personas que ya se levanta pronto y va al gimnasio antes de las
siete de la mañana, pero me gusta saber que a las diez de la noche tengo la
opción de tomarme una cañita, y si puedo en una terraza.
Un poco hartita estoy de oír la
siguiente frase, en distintas conversaciones. “Es que allí son muy europeos,
todo está muy limpio, la gente es educada…”
Bueeeeno… no nos pasemos. Aquí gritamos más.
¿Y qué? Y gente guarra hay en todas partes, perdona, pero eso es cierto aquí, y
en Amsterdam.
Me gusta el carácter que tenemos, y me
da un poco de miedo que el cambiar el horario sea una maniobra de los canales
de pago para que a las siete de la tarde estemos todos cenando delante de la
tele.
Dicen que con el nuevo horario seremos
más productivos en el trabajo y más felices en nuestras relaciones personales.
Aquí ya me enfado un poco. Lo siento pero creo que hay grandes profesionales en
nuestro país, cenen a la hora que cenen. Y lo de ser más felices. Ahí no me
meto. Que cada uno sea feliz como le dé la gana.
Pues nada, que sea lo que Dios quiera,
pero por ahora, disfrutemos de la primavera, con sus mamás que salen a caminar
después de la cena, con los runners en manga corta, y las horas de luz de
regalo.
Ahora la recomendación obligatoria. Si estáis en casa a las siete, como
buenos europeos, o si llegáis tarde y no ponen nada en la tele, entrad en la
web de tve a la carta y daos el placer de disfrutar de una de las mejores
series que he visto últimamente. “El ministerio del tiempo”. Ficción ibérica
que bebe de las grandes como “Dr. Who”, pero con un toque castizo. Esta semana
terminó la primera temporada, y a parte del acertado cameo de Jordi Hurtado, la
aparición de Lorca en el capítulo me hizo recuperar sus poemas, que leía yo de
adolescente. Gran capítulo final, por cierto.
Y os dejo, porque se me hace tarde, pero
os deseo un muy buen fin de semana, con gintónics en las terrazas que cierran
al alba y con muy buenos ratos, de esos que te hacen sonreír cuando los
recuerdas. Sed muy felices.