Hoy nos ponemos esa camiseta
Tiki que normalmente nos da corte, unas gafas oscuras, cambiamos los
zapatos por las chanclas asesinas y nos vamos de chiringuito. Soy muy fan de
los chiringuitos. Bueno, con matices. Me gusta la idea de chiringuito porque
implica vacaciones, sol, piscina, cerveza y generalmente unas croquetas. No soy muy de
playa, lo reconozco. Me asustan las medusas, los niños con palas y cubos de
plástico, bueno, los niños en general, los móviles con altavoz y la canción del
verano.
Como justamente quería
hablar de la “Banda sonora estival”, mesonero, póngame una caña fresquita y allá
vamos.
Parece que en verano, nadie
tiene ganas de pensar demasiado, y eso se traslada a la música. El verano eterno, surf, chicas en biquini y chicos bailando el twist. Pero como la vida real no es una película de los 60, vamos a centrarnos.
Un buen éxito
del verano debe tener un estribillo pesadito, una letra que aunque no tenga
sentido incluya las palabras “tú y yo”, “sabrosa”, “gozar”, “bailar” y “amanecer”
o “Noche loca”.
Tan sutil como eso. Como
fondo pongamos una percusión potente que ahogue la voz del cantante con lo que
sólo escuchemos una de esas palabras cada diez segundos. Vamos al vídeo: chicas
en biquini, (sí, como las suecas de los 70, pero con más tetas), chicos que… no
importa, porque total nadie los va a mirar, siempre que haya chicas en biquini.
Si sale un coche, que sea descapotable o limusina. Si no en yate. No estamos
para tonterías. Y si pensáis que eso es malo, recuerdo hace unos años, Georgie
Dann dedicaba canciones a hombres negros que no podían y a barbacoas.
Mis canciones del verano son
muchas y variadas. Y cuando digo variadas, quiero decir que puedo escuchar a
François Hardy, a Chet Baker o a Maroon 5. No importa, siempre y cuando me
gusten. Y aunque tengo casi tolerancia cero a la música latina o a Enrique
Iglesias, como es verano y estamos en el chiringuito, voy a ignorar mi parte snob
y disfrutaré del momento. Así que, hacedme un favor, apagad el móvil desde el
que me estéis leyendo, mirad a vuestra izquierda o a vuestra derecha y elegid a
la primera persona que veáis, no importa que la conozcáis o que no, invitadla a
una caña, o a un café. Entablad conversación, criticad la música, hablad de
fútbol o de cómo ha perdido Fernando Alonso, o recomendadle mi blog, haced algo que
no haríais. La cuestión es que los días pasan volando, y tenemos que aprovechar el momento.
Os dejo con la canción que
sonaba en mi portátil mientras tecleaba el blog. “La revolución sexual” de “La
casa azul”. Sed felices.