El fin de las vacaciones de Navidad, lo asocio sin
remedio a la voz del periodista Andrés Aberasturi hablando por la radio de los
papeles de regalo y cajas de juguetes en los contenedores de basura. De pequeña las voces de RNE1, me contaban
infinidad de cosas, mientras José María Pou y Concha Barral me hablaban de casi
todo lo que sé de teatro musical americano; Andrés me contaba historias de cada
día y sembraba en mi inconsciente, palabras que yo convertía en imágenes que
siempre me acompañarán. Y la verdad es que ahora mismo desde mi ventana estoy viendo como gente deja cajas vacías de juguetes en el contenedor, y pienso en toda la felicidad que contenían dentro. El poder acumulado mientras estaban escondidas para que no las encontraran, o la ilusión con la que han sido elegidas. Magia en estado puro.
Lo curioso, es que la gente suele asociar el fin de las
vacaciones con estados de depresión y tristeza, y muchos empiezan a contar las
horas hasta las próximas. Es extraño que no nos demos cuenta de que la vida es
lo que nos pasa todos los días, y las vacaciones son sólo esa excusa para pasar
tiempo con la gente a la que queremos, para ver películas antiguas, o para disfrutar
del “dolce far niente”.
Me quedan aún unas horas para volver a mi rutina diaria,
y la verdad es que pienso aprovecharlas a fondo. No voy a hacer la lista de
buenos propósitos, porque si en los últimos años no los cumples, soy de la opinión
que hay que indultarlos.
Así que este año, me relajo. No hay planes de aprender un
idioma nuevo, de hacer puenting o de aprender a cocinar.
Sin embargo, sí hay
planes de disfrutar lo que traiga cada momento, dar patadas a las piedras del
camino y escuchar por lo menos una canción al día que me encante.
Os dejo, con este Post nocturno, para que disfrutéis de
los siguientes instantes, y os dedico esta canción, de Belle and Sebastian, que
han compuesto alguna de mis canciones fetiche, disfrutadla y sed felices.
Bonita la redacción, El día a día contado así, me resulta mucho más bello.
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