viernes, 30 de mayo de 2014

Misterio resuelto...

Hace unos días salió la noticia. Sí señor, que Hollywood tire a la basura todos los guiones que tiene en el cajón sobre el misterioso triángulo de las Bermudas.
Unos investigadores de Bolonia, se han dedicado a esclarecer uno de los misterios más arraigados en la imaginación colectiva desde hace décadas.
Se ve que la culpa es de una anomalía en el “Cinturón de Van Allen”, un anillo solar situado encima de la tierra.
Vamos que las luces extrañas, y los aparatos tecnológicos que funcionan mal, no son cosas de los magos.
Pues me niego a creerlo. Hace unos años unos australianos descifraron el misterio del triángulo y dijeron que era culpa de la densidad del agua y de bancos de hidratos de metano. Por supuesto, no tengo ni idea de lo que estoy escribiendo, quiero decir que si unos científicos me dijeran que bajo el triángulo, están Charlie y la fábrica de chocolate, entendería lo mismo.

Seriedad por favor. Los señores científicos que se dediquen a investigar cosas acordes con nuestro tiempo. Se está acercando 2015 y no veo por ningún lado los patinetes voladores de “Regreso al futuro II”. O la tele-transportación, por ejemplo. Con el miedo que me dan a mí los aviones, aunque no pasen encima del triángulo y sólo sobrevuelen los Pirineos.

De todas las teorías sobre el triángulo me quedo con la del “agujero de gusano”.
Eso de un agujero que te transporta por el espacio-tiempo, es tan de “Tardis” y Dr. Who, que no puedo más que adorar esta opción.
Además ¿qué me dicen de los barcos encontrados sin pasajeros, pero con la mesa puesta? ¿Y de los mensajes de radio de otros tiempos? ¿Y los aviones que se desvanecen en la nada?
Puro misterio poético.

Al hacerte mayor, caen muchos mitos. Dejas de creer en muchas cosas, por ejemplo que las rayas verticales adelgazan o que está bien ir a ver cine de autor, porque te llena intelectualmente.
Y después ves que lo que adelgaza es no comer fritos e ir al gimnasio. Y que el cine de autor, (muchas veces), es un coñazo.

Pero te quedan ahí, esos misterios eternos de la vida. ¿Por qué Jordi Hurtado no envejece? ¿Qué era realmente el tapón de “Perdidos”? ¿Por qué sigue ganando el PP las elecciones? Y, ¿si le publican un libro a la Esteban, por qué no a mi?
Así, con esas pequeñas incógnitas quotidianas,el día a día, tiene más encanto. Lo desconocido, las puertas cerradas y las historias de medianoche nos atraen.
Por eso, desde aquí pido a la comunidad científica que vaya un poco más a por la teoría de las cuerdas, los universos paralelos o los robots mayordomo y dejen de chafarnos las películas de sobremesa de domingo.

Pasad buen fin de semana, y a abrigarse, que la primavera viene revueltilla.



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