No voy a hablar de política enfocada a
las próximas elecciones del 27S. Tengo que decir que me toca un poco las
narices porque resulta que tenía preparada una excursión para ese día y tendré
que quedarme a votar. Olvidé el voto por correo. No voy a hablar de a quién
debes o no debes votar. Pero no dejes de hacerlo. Vota porque no siempre has
podido ejercer ese derecho. Participa porque se te necesita. Sí va contigo. Lo
que se decida en parte es gracias a ti. No hablo de política. Así no me peleo
con nadie. Sí, has leído bien, pelear, porque últimamente los nervios están tan
crispados, que la gente te impone sus opiniones a gritos. Pero aunque no lo
parezca, tengo mi criterio propio. Veo noticias, estudio candidatos, y sobre
todo, mi manera de enfocar el voto cada vez que tengo que hacerlo, es ignorar
la campaña electoral y mirar las decisiones y el trabajo de los partidos los
últimos cuatro años. Me he equivocado alguna vez, pero os aseguro que me equivoco
menos que la mayoría. Aunque eso, como todo, sea discutible.
Porque la campaña electoral, la comparo
con la canción “Fiesta” de Serrat. ¿La conocéis? Esa donde todos son amigos durante
la noche de San Juan, pero luego al terminar la noche todos vuelven a sus
casas.
Pues estos quince días previos a las
elecciones para mí son una mezcla de esa canción y de un baile de máscaras.
La culpa no es de los políticos, la
culpa es nuestra, por dejarlos actuar así. No olvidemos que los políticos al
fin y al cabo trabajan para nosotros, y si no nos gusta como lo hacen podemos
despedirlos. Por eso, el domingo que viene, iré a votar. Y espero que tú
también lo hagas.
Dejo el enlace a la canción de Serrat.
Con dos versiones, la censurada y la original. Y recordad, obras son amores y
no buenas razones. Sed felices. Y responsables.
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