Con
el final del verano, te bombardean con consejos para superar la depresión post
vacacional. No los creas. No existe. Lo que pasa es que la memoria es amable y
no te permite ver la mierda de verano que has tenido.
En
serio ¿Cuántas veces has dormido hasta que el cuerpo te ha dicho basta? ¡Ja! Seguro
que si no te han despertado tus hijos, ha sido el calor, o el ruido, o el calor
otra vez, que este año ha sido mucho.
Y
tus días fuera de casa ¿Has hecho el viaje soñado? Deja que me ría. Lo que has
hecho ha sido ir a un apartamento de playa a pasar una semana, a pelearte por
un pedazo de arena rodeado de guiris quemados y a pagar 3€ por una caña en vaso
de plástico del chiringuito, que además se calienta en 4 segundos. Has salido
poco de restaurantes, porque la verdad es que las colas eran inaguantables. Cuando
lo has hecho, has encontrado camareros que curran 12 horas por el sueldo mínimo
y que aún así te atienden y piden perdón por el retraso pero es que en agosto
ya se sabe. Y tú los has mirado con ese aire de “que mal servicio, no vuelvo aquí
ni de coña”, y has seguido quejándote hasta que te han invitado al café.
Y
ahora viene septiembre, y lo mejor es que los precios han bajado. Así que si el
año que viene puedes elegir, pide vacaciones para este mes y no seas pringado.
Si
después de despertar a tu memoria real, sigues teniendo la falsa depresión
inventada por los comerciales para que consumas más, empieces cursillos y
compres libros de autoayuda… te recomiendo que hagas un examen profundo y
pienses en lo que quieres cambiar de tu vida. Porque tu vida, no es la semana
pasada, en el mejor de los casos, en un crucero mediterráneo, tu vida es cada
mañana cuando abres los ojos. Así que dedícate a hacer pequeñas cosas o grandes
gestos para mejorarla. Todos a tu alrededor te lo agradeceremos. Y por cierto,
a nadie le interesan las 173 fotos de puestas de sol. Así que no organices una
cena para enseñarlas, haz una selección y que juzgue instagram. Los tiempos
cambian.
La
verdad es que yo no suelo sufrir depresión postvacacional. Trabajar en agosto
es un lujo porque todos estamos relajados.
Septiembre
me encanta y octubre aún más. El secreto está en ser feliz con las pequeñas
cosas.
Así
que despierta con una sonrisa, no creas en depresiones y vete a la cama feliz.
Y
después de este post que parece estar escrito en imperativo y a voz de grito (la verdad
es que me ha inspirado el anuncio número tropocientos de “termina el verano,
vitaminas y de cursos o coleccionables en fascículos”) os cuelgo una canción.
Una de “mis” canciones fetiche. También es una de mis pelis fetiche o lo fue hace mil veranos. Disfrutadla. Y os dejo con otro imperativo: sed felices.