lunes, 4 de febrero de 2019

¿HACEMOS UN CINE? SOROGOYEN Y VON TRIER


Hace siglos que no os hablo de cine, así que hoy os llevo de la manita a una sala oscura para comentar un par de películas que he visto últimamente.
Aunque me encanta el cine, no tengo ni la cultura necesaria, ni el morro suficiente como para autoproclamarme cinéfila. Así que mis crónicas de cine son un poco para el espectador medio. O sea para gente como yo que en una tarde puede ver una historia de Marvel, una comedia de Pixar o una cinta tailandesa que hable del vacío existencial y donde llueva mucho cuando los personajes sufran.
Como este fin de semana se han celebrado los Goya vamos a empezar con un poco de cine patrio.
“El Reino” dirigida por un señor con barba que se llama Rodrigo Sorogoyen y del que no he visto nada más. Cosa que pienso arreglar muy pronto. Empieza la historia con una comida de amigos, que luego ya ves que son amigos de partido, que trabajan en esa clase de política que da dinero. Y que en cuanto terminan la carrera sirviendo al pueblo se van de presidentes de alguna gran multinacional. En medio de la comida sale por la tele un señor, también político que promete acabar con la corrupción dentro de su partido. Que también es el de ellos. Como ya han pimplado un poco se chotean del señor de la tele y hacen imitaciones en plan Chiquito mientras se ríen de sus propias gracias. Solo José María Pou, que es así como el “super” les advierte con un “menos risas” que suena como el “winter’s coming” de Juego de Tronos. A partir de ahí, vemos un ratito lo bien que viven los políticos profesionales. Pero como a cada cerdo le llega su San Martín, llegan también las imputaciones y los nervios. Y cuando al protagonista le toca pringar, se dice, yo no caigo solo, vamos a pringar todos. Cositas a comentar. Primero, no me gusta que en los restaurantes haya una tele puesta. Les quita categoría y corres el riesgo de quedarte mirando la noticias y que te amarguen la comida o puede ser peor, pueden poner Tele5 y entonces ya se merecen una multa. Y segundo, no os he dicho que el prota absoluto de la película es Antonio de la Torre, pero es que no hace falta porque la verdad es que no me imagino a nadie más que entre tanto en el papel que si me lo encuentro al salir de la peli le pego un bofetón. Por cierto, se ha llevado un Goya a casa. Merecidísimo.
No voy a decir nada más de esto, sólo que hay que verla antes de las elecciones. Y hay que tomarla en serio, porque si nos creemos que es ficción, corremos el peligro de normalizar la corrupción y ya vivimos en una sociedad que ha normalizado la violencia en muchas de sus variedades. No podemos permitirnos más.

Segunda película a recomendar. A veces, sólo a veces veo cosas que me fascinan. Y eso me pasó con “La casa de Jack” del señor Lars Von Trier. Que ahora me leéis y pensáis, pues anda que no es intelectual si va a ver esos leñazos europeos que duran más de dos horas. Error. Yo no elegí la película, aunque confieso mi curiosidad desde que vi que la estrenaban. La eligió mi pareja y como la última vez que elegí yo, el pobre se tragó “El regreso de Mary Poppins” con las canciones dobladas y no protestó...pues nada que le tocaba elegir a él.
Vamos por partes. Tiene algo de comedia. Abrid la mente que no es una comedia de Dani Rovira. (Aunque confieso que yo nunca me río con Dani Rovira). Pues el humor negro del señor Von Trier se nota en muchas cosas, pero no es lo más importante de la película. Otra cosilla que me gustaría aclarar es que tampoco soy muy fan de este director. Así que el hecho de que me guste le añade mérito al asunto.
Al tema. Jack es un señor que vive detrás de una gafas metálicas que se llevaban a finales de los setenta y que ahora vuelven a estar de moda y te dan un look de un nerd informático aficionado a los juegos de rol y que saca diez en mates. La peli, que sí está ambientada al filo de los setenta y los ochenta, es una conversación con un señor que se hace llamar “Verge” pero creo que nos la cuela y no se llama así y el Jack del título. Pues Jack le cuenta que él es un asesino en serie y elige 5 incidentes aleatorios para ilustrarle como se siente cuando mata y porqué lo hace como lo hace. Lo que pasa cuando escuchas a dos buenos conversadores es que te seducen absolutamente y por unos minutos te olvidas que uno de los que habla es un ser oscuro y diabólico que no siente ningún remordimiento a la hora de matar. Entre incidente e incidente se habla de arquitectura, de belleza, de sentir, de vino y de Goethe. La música es casi un personaje más de la peli y te ayuda a que una cinta de dos horas y pico te pase la mar de bien.
Cosillas a comentar: Lars, las mujeres que salen en tu peli son imbéciles. La primera era tan insoportable que incluso empaticé con el asesino. Las otras simplemente eran un poco cortas. Igual que los policías de la peli, que son más tontos que hechos de encargo y seguro que lo más cerca a un test de aptitud que han pasado es atarse los cordones de un zapato.
No cuento nada más que tampoco quiero spoilear y añadir mal karma a mi mochila. Sólo recomiendo que hay verla.
Esta vez me he pasado en la longitud del texto, pero como es cine, se que me entenderéis. Os dejo con una canción que me gusta y que llevo tarareando desde hace rato. Y naturalmente a parte de ir al cine también tengo otra recomendación: Sed felices.




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