martes, 19 de febrero de 2019

LA MUERTE DE OPPORTUNITY. LA AGONÍA DE LA HUMANIDAD


La semana pasada el robot Opportunity que estaba de viaje de trabajo por Marte, murió. Esto me plantea preguntas como: ¿puede morir algo que nunca ha vivido? Y ¿lo tenían previsto?
Quiero decir que me apenó mucho que muriera la perrita “Laika” y empecé a imaginar cómo fueron sus últimos momentos. Pero eso era una cosa que ya se sabía. No había plan de vuelta.
Nos encanta el drama. Y como plaga que somos nos encanta humanizar todo lo humanizable. Las redes sociales hace unos días estaban llenas de fotos con lo que hubieran sido los últimos pensamientos del robot Opportunity. “Mis baterías están bajas y todo está oscuro” o “Voy a cerrar los ojos para esperar a que lleguéis, porque sé que vendréis a por mí chicos”.
¿Sabéis que el difunto robot tenía un gemelo que se llamaba Spirit? Y que también “murió” en Marte. No están solos, desde el planeta rojo nos manda también noticias Curiosity el rover que funciona con otro tipo de batería que tiene un pequeño reactor nuclear y no depende del sol.
Estos tipos de robot llamados MER, Mars Exploration Rover, son del tamaño de un carrito de golf y creo que les ponemos sentimientos porque nos recuerdan a la película “Wall-E”.
O quizá porque la gente se ha acostumbrado a bloquearse sentimentalmente y necesitan humanizar cosas inanimadas para sentir.
Que cualquier tipo de máquina deje de funcionar, podría afectar a sus creadores, al señor que está en contacto con ella y abre los mensajes con foto o a los niños que realmente creen que los robots sienten como ellos.
Pero que nos afecte a nosotros me preocupa un poco. No perdamos la perspectiva. Si utilizáramos la compasión, empatía o pena que sentimos ante esta situación, con situaciones más cuotidianas el mundo iría mejor. Quiero decir que el mundo y la gente somos una paradoja gigante.
Lloramos porque un robot muere, porque jubilamos nuestro coche o porque el teléfono se nos ha caído en un charco. Mientras tanto negamos cualquier sentimiento de empatía o pena a otros humanos e incluso a animales.
Los toros ¿hay algo más cruel que ir mutilando a un ser vivo hasta su muerte mientras se aplaude la supuesta maestría del asesino? Los incendios provocados en bien de intereses económicos. Las guerras. Las pocas subvenciones a la ciencia. La mala situación de sanidad y cultura. Las crisis económicas como excusa para la esclavización. Las violaciones. Los malos tratos. La pena y el silencio. El terrorismo. La soledad de la tercera edad. La soledad a nuestro alrededor. El hambre. La incomunicación en un mundo donde te pasas la vida conectado para comunicarte. Las pateras llenas de esperanza que se han creído que aquí vivimos en un mundo mejor. Las pateras donde mueren gente y sueños. La lucha por la vida que se ha convertido en la lucha por la supervivencia.
Sí, hay muchas cosas para llorar si tienes ganas de llorar, la pena es que a veces lloramos por las razones equivocadas.
La pena es haber normalizado la pena. Haber normalizado la desesperanza y la miseria y no ser capaces de sentir hasta que no nos mojamos los pies.
Por ahora y que yo sepa, los robots no sienten. La inteligencia artificial no ha llegado a ser inteligencia emocional. Siempre pienso que el día que las máquinas estén dotadas de sentimientos se rebelarán contra nosotros y nos masacrarán. Y lo harán con  toda la razón del mundo ya que el lado oscuro del ser humano ha ganado. Y hemos pasado de construir robots a robotizarnos nosotros mismos. Y si perdemos la compasión merecemos lo que nos pase.
Es por eso que decido a partir de hoy y conscientemente cambiar mi sistema de creencias y volver a creer en el ser humano. Creo que mientras hay vida hay posibilidad de mejorar, así que empiezo a apreciar y difundir los pequeños gestos que un día evitarán grandes batallas. Desde ayudar a cruzar la calle a alguien, abrir las puertas y saludar a hacer algo por pequeño que sea para mejorar el mundo día tras día. Seguiré pensando que puedo hacer para dejar un mundo mejor del que encontré. Al fin y al cabo no hay nada más humano que la esperanza.  
Hasta la próxima y sed felices.



No hay comentarios:

Publicar un comentario

EL CREADOR DE DISTOPÍAS

  Tengo un amigo que ama las distopías. Escribe sobre ellas y parece que todo lo analiza con precisión quirúrgica, cuando lo imagino delante...