Aunque
el título del post hace referencia a una película de Woody Allen no voy a
hablar de cine. Voy a hablar de esa manía por conocer el futuro. Sí, soy de las que a veces se lee el
horóscopo. Y también soy de las que no cree nada de él. En una universidad
americana hicieron un experimento. Dieron a cada uno de sus alumnos sobres
cerrados con características de su signo zodiacal. Todos se reconocieron en él.
Sin embargo les enseñaron que en todos los sobres ponía exactamente lo mismo.
Sale en la película “Red lights” pero el experimento se hizo de verdad. ¿Habéis
sacado ya vuestras conclusiones?
Los
horóscopos me recuerdan un poco a las profecías de los viejos oráculos. Esos en
los que una coma o la entonación variaba todo el significado: “¿Vamos a
sobrevivir la batalla?” “No moriréis”, “No, moriréis”. Y así, hasta ahora.
Sí
creo que nacer en cierta zona geográfica o en cierta estación puede condicionar
tu carácter. Por ejemplo yo nací en otoño, muy cerca del día todos los santos.
Eso quiere decir que gracias a los “panellets” tuve pocas tartas de cumpleaños.
Y que odio bastante pasarme el día después de mi cumple en la cocina haciendo
“panellets”. Para los que no sois catalanes, me refiero a unos dulces de almendra
y azúcar con un tiempo de cocción muy delicado. Al nacer cerca del 1 de
Noviembre y su inacabable ruta por los cementerios, te sientes como si las
diosas del destino te dieran un mensaje. Cloto te da la bienvenida, Laquesis te
dice que aproveches bien tu tiempo y Atropos te dice que un día cortará el
hilo de tu vida.
Pero
eso nada tiene que ver con la posición de los planetas cuando nací. A mí me
influenciaba Plutón y ahora ya no es un planeta. Nada tiene que ver con el
“Compra lotería hoy estás de suerte”, “Encontrarás al amor de tu vida esta
semana” o “Vigila bien tus negocios”. La lotería se rige por las leyes del azar
como explicó perfectamente Terry Pratchett en “Mundodisco”, el día en que
encuentras el amor de tu vida es el día en que te enamoras de ti y más vale que
siempre vigiles tus negocios.
Hay
que reconocer el negocio que conlleva el tema de conocer nuestro futuro. Creo
que todos somos seres racionales, pero a veces tenemos momentos de debilidad
que fracturan nuestro raciocinio y por esa fractura se cuelan adivinos,
tarotistas y algún homeópata. Por esa fractura queremos abrir una ventana al
futuro y vamos a que una señora nos eche las cartas. Yo he estado al otro lado.
Hace un millón de años que también jugué a tirar las cartas del tarot. Reconozco
que aún me fascinan sus dibujos. Tuve tantos aciertos como errores. La ley de
la probabilidad es así. Debo reconocer que a los tarotistas con fama de “Lo
acertó todo”, yo los fichaba para hacer perfiles criminales en Quantico. Porque
no leen las cartas, te leen a ti. Leen tu expresión cuando te sale la muerte,
te tranquilizan y te dicen que es un cambio en tu vida ¿y quién no sueña con un
cambio en su vida? Sobre todo si vas a conocer tu futuro.
Para
escribir este post, me he paseado por páginas del horóscopo. Y resulta que
contra todo pronóstico, incluso el meteorológico, me espera una gran semana. No penséis que soy cínica y
fría, al ser Escorpio suelo ser un poco escéptica y me cuesta creer. Así que
tengo excusa. Sí, resulta que también somos paradójicos.
Os
dejo con una frase de alguien en quien sí creo: Paul Auster. “Queremos sentir
que tenemos el control de nuestra vida, pero estamos sujetos a las fuerzas del
azar y la coincidencia”.
La música que oía mientras escribía este texto es de Fiona Apple, a quien hacía tiempo que no escuchaba y hoy a venido a mí. Disfrutad del
presente porque el futuro aún no existe y por supuesto sed felices.