Estoy
a leer una frase motivacional más en Facebook y empezar a tener un ataque psicótico. Sobre
todo de los que saludáis a los meses como si fuéramos todos Teletubbies. Parad ya,
por favor. Vuestro cerebro no os lo dice, pero sufre en silencio.
Y
como me niego a saludar a los meses y pedirles que se porten bien conmigo (porque yo no veo Tele5 y tampoco tengo 12 años), vamos
a hablar de cosillas interesantes.
Por
Facebook también me llega un “meme” que dice:
“Si tu novia te pide que le
escribas algo bonito escríbele esto: (∂ + m) Ψ = 0”.
Se trata de la ecuación de Dirac. Que
significa (resumido para rubias y todos los que no sean físicos teóricos) que
si dos sistemas interactúan uno con otro durante cierto tiempo y luego se
separan, siguen siendo dos sistemas aunque de una manera sutil son uno, ya que siguen influyendo
entre ellos. Aunque estén en lados opuestos del universo. Aunque haya pasado
mucho tiempo. Así es la magia de la física cuántica. La belleza de este concepto
me parece infinita. Y pienso que esta ecuación es extrapolable a las relaciones
personales. Y me gusta. Porque la idea de que un poco de nosotros se quede en
otra persona tiene algo de tristeza poética, pero también tiene algo de
esperanza para la humanidad.
Ayer alguien me aconsejó que debía limitar
mi empatía. Y aunque para mi salud mental estoy de acuerdo, a veces me parece
que sentir lo que sienten otros me acerca al 1+1=1. Esa cosa zen de que todos
estamos unidos.
Y después de insultar a la física y a la
matemática y acabar hablando de cosas hippies, voy a pasar de los números a las
letras.
Creo en la sonoridad de las palabras. Hay
palabras intraducibles a nuestro idioma que expresan estados de ánimo o ideas. Hay
palabras que al escucharlas te producen un escalofrío agradable o a veces no
tan agradable. Es por eso que creo que las palabras tienen tanto poder como los
conjuros mágicos. Y apoyando mi hipótesis sólo hay que buscar un libro de
brujería para saber que con los remedios de hierbas venían unas oraciones. Aunque
mi punto de vista no es tan esotérico, creo absolutamente en el poder de las
palabras. Y animo a todos mis alumnos a leer y enriquecer su vocabulario,
aunque ellos me contesten con un “Ok”.
La primera palabra es catalana.
“Tarannà” que sería la forma de ser o de
comportarse de alguien. Aunque algunos traductores os dirán que equivale a “carácter”
no es del todo cierto.
“Komorebi” es como dicen los japoneses a cuando los rayos de sol se filtran entre los árboles. Sé que habéis leído la
definición y os ha aparecido una imagen, a cada uno distinta de vuestra propia
experiencia. No me digáis que eso, no es magia.
“Billabong” sí, es una marca de ropa.
Pero también es el agua estancada que sólo se convierte en río en la época de
lluvias. Viene del Wiradjuri, un dialecto que se habla en Australia.
“Ramé” viene del balinés y es algo
caótico y bello al mismo tiempo.
“Toska” es como los rusos sienten
nostalgia del lugar donde nacieron.
Y como he hablado antes de “Memes” de
internet, os contaré que los llamamos así por Richard Dawkins un zoólogo que
expone la hipótesis memética de la transmisión cultural. ¿Cómo os habéis
quedado?
Aunque ya he dedicado algún otro post a
palabras curiosas, es un tema que me interesa y no descarto dedicar algunos
más.
Hoy os dejo mientras en mi mente suenan estas palabras, y quiero que leáis mucho y disfrutéis porque la vida es breve y hay que llenarla de todo aquello que nos hace mejores. Os dejo con Françoise Hardy que le pega a Septiembre.
Sed felices.
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