Empecé
a ir a la biblioteca de muy pequeña. A la municipal. Situada entonces en la
segunda planta del Ayuntamiento de mi pequeña ciudad de provincias. Recuerdo cuando
me hice el carnet y me dijeron que podía llevarme los libros a casa. Vaya
sorpresa. Creo que mis primeros fueron un Astérix y un libro de cuentos de
Perrault o puede que de los hermanos Grimm. Me sigue gustando Astérix y me siguen gustando los cuentos.
No
puedo describir la sensación de tener todo aquel poder a mi alrededor. Eran
pequeñas ventanas a todo el mundo y a todos los tiempos. Y el aroma. El olor de
los libros siempre ha sido mi perfume favorito. Aunque estaba y está
prohibidísimo escribir en los libros, alguno de mis mejores recuerdos es estar
leyendo una novela y ver subrayada alguna frase de algún lector anterior a mí. Y
si la frase también me conmovía era como si hubiera estrechado un vínculo con
esa persona anónima. Recuerdo quedarme leyendo hasta que cerraban. Recuerdo cuando
en tiempo de exámenes me miraba las estanterías de novela que tenía aplazadas hasta terminar y pensaba: sólo una semana más y ya puedo volver a leer. Casi nunca lo cumplía
y por la noche antes de irme a dormir cogía una historia y leía, aún lo hago, una página de ficción.
Para que me acompañe y me guíe los sueños.
De
mi afición a las bibliotecas vino mi amor por las viejas librerías. Me encantan
los libros de segunda mano. Siempre creo que tienen, a parte de la historia que
te están contando, los sentimientos de las otras personas que los leyeron antes
que tú.
Creo
firmemente que las bibliotecas deberían estar abiertas las 24 horas del día. Me
imagino en las noches de insomnio, sobre todo en verano, vistiéndome y cruzando
el río, yendo a la biblioteca que ahora está enfrente de mi casa. Encontrar
allí otras almas insomnes y silenciosas que buscan billetes para viajar.
Es
el poder de las palabras. Que cuando están bien ordenadas pueden hacerte sentir
lo inimaginable. Que pueden ponerte en contacto con sentimientos que no sabías que tenías. O pueden descubrirte almas gemelas que leen las historias igual que tú.
Leed,
viajad en el tiempo y en el espacio, disfrutad de las historias y sentid lo que
sintieron otros. Y naturalmente, sed felices.
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