Ya sé que los sueños, sueños
son. Pero este fin de semana he estado investigando los sueños de gente a mi
alrededor. Y puede que haya algo más detrás del encantador y a veces bizarro
mundo onírico. Por ejemplo una chica me explicó que había soñado una vez que
estaba en Brasil, en un bar y luego descubrió que el bar y el pueblo existían.
También le había pasado con un barrio de China. Sé que los escépticos diréis
que seguramente estos datos estaban ya en su subconsciente y había recibido la
información sin que ella se diera cuenta. Podría ser. Pero nunca me he
considerado demasiado escéptica. Así que prefiero creer que sus sueños en realidad eran viajes astrales. Alguien cercano a mí siempre tenía el mismo sueño
recurrente, era un paisaje donde había un pantano lleno de agua, nunca había
estado allí, al ser una persona mayor de la era pre-internet y casi sin ver la
tele puedo asegurar que nunca había visto esta imagen, hasta que un día, de
excursión se encontró en medio del mismo paisaje, sólo que sin agua. Tuvo miedo y se fue como alma que lleva el diablo. He conocido gente con sueños
telepáticos, soñar una escena que resulta que ha ocurrido en la vida real a
kilómetros de distancia. ¿Alguien podría explicarme eso? Aunque soy una gran
amante de la ciencia y la lógica, coqueteo muchas veces con lo desconocido y lo
inexplicable, y reconozco que las cosas cuanto menos explicación tengan, más me
fascinan.
Sé que Sigmund Freud era
partidario de que los sueños eran deseos reprimidos o cosas que nuestra mente
no podía aceptar. Sé que Carl Jung le llevaba un poco la contraria y decía que
nuestros sueños, que a veces rozan el delirio son expresiones simbólicas de
patrones universales de comportamiento. Y que nuestros sueños revelaban tanto
el inconsciente personal como el colectivo.
Según una tertulia en la que
estuve ayer, nuestros sueños podrían ser ventanas a otras dimensiones, como si
fueran una confirmación onírica de la teoría de cuerdas. A veces nuestros
sueños no son más que frutos de una mala digestión. Yo suelo tener una libreta
al lado de mi cama y si despierto en mitad de la noche y recuerdo lo que he
soñado lo apunto. Aunque muchas veces me da pereza y se me pasa. Hace poco Buñuel me visitó mientras dormía y me dijo que uno
de mis errores era querer ver detrás de los puntos ciegos de mi vida, lo que
tenía que hacer era llenarlos con lo que yo quisiera imaginar. Más o menos. Naturalmente
no entendí nada, pero soñar con surrealistas a veces tiene esas cosas.
Me gusta
soñar y odio perder el tiempo durmiendo sin recordar mis películas nocturnas. No
me obsesiono demasiado queriendo saber qué significan mis sueños. Los disfruto
e imagino que son una visita a otros mundos. Que pueden existir o no. Leí una
vez que a nuestro cerebro le cuesta un poco distinguir entre las sensaciones
reales o las imaginadas. Así podríamos decir que aquello que experimentamos
cuando soñamos, nuestro "yo real" de alguna manera lo vive. Y creo que todas estas
sensaciones a veces traspasan la noche y se quedan sobrevolando nuestro día a
día. ¿os habéis levantado de mal humor sin saber por qué? ¿O absurdamente
felices? ¿Asustados? Esto es porque vuestro cerebro ha experimentado miles de
situaciones de las que no sois conscientes. Terror, alegría, amor, tristeza o
ansiedad. Esta mañana, por ejemplo, no me he levantado de muy buen humor y no recuerdo
demasiado mi sueño, sólo que le decía adiós a alguien que se marchaba a
Bulgaria. Hubiera preferido soñar que yo veía Bulgaria desde mi ventana.
He decidido llevar un
experimento a cabo. Durante unos días voy a llevar un estricto diario de
sueños. Y dentro de un tiempo voy a analizar si mi subconsciente disfruta mucho
o sufre más.Puede que sean señales a las que debo hacer caso, o puede que saque alguna idea para una historia. A lo mejor os lo cuento.
La primera canción que me ha
salido en el aleatorio hoy es “Lucha de Gigantes” curiosamente también un poco
onírica. Vivid despiertos y vivid en sueños. Y por supuesto sed felices. En ambos lados.