lunes, 29 de enero de 2018

VENTANA A BULGARIA

Ya sé que los sueños, sueños son. Pero este fin de semana he estado investigando los sueños de gente a mi alrededor. Y puede que haya algo más detrás del encantador y a veces bizarro mundo onírico. Por ejemplo una chica me explicó que había soñado una vez que estaba en Brasil, en un bar y luego descubrió que el bar y el pueblo existían. También le había pasado con un barrio de China. Sé que los escépticos diréis que seguramente estos datos estaban ya en su subconsciente y había recibido la información sin que ella se diera cuenta. Podría ser. Pero nunca me he considerado demasiado escéptica. Así que prefiero creer que sus sueños en realidad eran viajes astrales. Alguien cercano a mí siempre tenía el mismo sueño recurrente, era un paisaje donde había un pantano lleno de agua, nunca había estado allí, al ser una persona mayor de la era pre-internet y casi sin ver la tele puedo asegurar que nunca había visto esta imagen, hasta que un día, de excursión se encontró en medio del mismo paisaje, sólo que sin agua. Tuvo miedo y se fue como alma que lleva el diablo. He conocido gente con sueños telepáticos, soñar una escena que resulta que ha ocurrido en la vida real a kilómetros de distancia. ¿Alguien podría explicarme eso? Aunque soy una gran amante de la ciencia y la lógica, coqueteo muchas veces con lo desconocido y lo inexplicable, y reconozco que las cosas cuanto menos explicación tengan, más me fascinan.
Sé que Sigmund Freud era partidario de que los sueños eran deseos reprimidos o cosas que nuestra mente no podía aceptar. Sé que Carl Jung le llevaba un poco la contraria y decía que nuestros sueños, que a veces rozan el delirio son expresiones simbólicas de patrones universales de comportamiento. Y que nuestros sueños revelaban tanto el inconsciente personal como el colectivo.
Según una tertulia en la que estuve ayer, nuestros sueños podrían ser ventanas a otras dimensiones, como si fueran una confirmación onírica de la teoría de cuerdas. A veces nuestros sueños no son más que frutos de una mala digestión. Yo suelo tener una libreta al lado de mi cama y si despierto en mitad de la noche y recuerdo lo que he soñado lo apunto. Aunque muchas veces me da pereza y se me pasa. Hace poco Buñuel me visitó mientras dormía y me dijo que uno de mis errores era querer ver detrás de los puntos ciegos de mi vida, lo que tenía que hacer era llenarlos con lo que yo quisiera imaginar. Más o menos. Naturalmente no entendí nada, pero soñar con surrealistas a veces tiene esas cosas. 
Me gusta soñar y odio perder el tiempo durmiendo sin recordar mis películas nocturnas. No me obsesiono demasiado queriendo saber qué significan mis sueños. Los disfruto e imagino que son una visita a otros mundos. Que pueden existir o no. Leí una vez que a nuestro cerebro le cuesta un poco distinguir entre las sensaciones reales o las imaginadas. Así podríamos decir que aquello que experimentamos cuando soñamos, nuestro "yo real" de alguna manera lo vive. Y creo que todas estas sensaciones a veces traspasan la noche y se quedan sobrevolando nuestro día a día. ¿os habéis levantado de mal humor sin saber por qué? ¿O absurdamente felices? ¿Asustados? Esto es porque vuestro cerebro ha experimentado miles de situaciones de las que no sois conscientes. Terror, alegría, amor, tristeza o ansiedad. Esta mañana, por ejemplo, no me he levantado de muy buen humor y no recuerdo demasiado mi sueño, sólo que le decía adiós a alguien que se marchaba a Bulgaria. Hubiera preferido soñar que yo veía Bulgaria desde mi ventana. 
He decidido llevar un experimento a cabo. Durante unos días voy a llevar un estricto diario de sueños. Y dentro de un tiempo voy a analizar si mi subconsciente disfruta mucho o sufre más.Puede que sean señales a las que debo hacer caso, o puede que saque alguna idea para una historia. A lo mejor os lo cuento.

La primera canción que me ha salido en el aleatorio hoy es “Lucha de Gigantes” curiosamente también un poco onírica. Vivid despiertos y vivid en sueños. Y por supuesto sed felices. En ambos lados.


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