lunes, 1 de mayo de 2017

Entre el sueño y la vigilia.

Hay un terreno extraño entre el sueño y la vigilia. Caben mundos enteros ahí dentro. Generalmente es un territorio que amanece con los restos de nuestros sueños, con imágenes que sólo son reales mientras nuestro cerebro flota en tierras desconocidas y fantásticas. Esta mañana por ejemplo en mi territorio particular estaba un mundo con dos lunas, una máquina del tiempo y los calzoncillos de Jason Statham. Pero eso sólo dura unos instantes, al menos en nuestra mente consciente. Después entran en el campo de batalla elementos de lo que conocemos como el “mundo real”. La luz del sol, la alarma del despertador y mi antifaz de dormir que se ha dado la vuelta y me deja con la imagen de un pirata de cuento. Hay un momento en el que tomas consciencia del todo. Y ves que los sueños, sueños son. Se produce entonces un desvanecimiento de ese mundo fantástico donde damos rienda suelta a nuestros deseos y la realidad gana la partida.
Doy importancia a los sueños. No los analizo, ni busco en internet que quiere decir soñar con arañas. Pero hasta hace poco cuando despertaba los mandaba vía Whatsapp a un par de amigos. Lo fuimos dejando poco a poco. Quizá porque nos levantamos con más prisas, o porque no tenemos tiempo de soñar demasiado. Aún así, si los sueños son curiosos o salen alguno de mis amigos se los envío de buena mañana. Hace poco Lluís pasó una noche entera enseñándome a disparar para sobrevivir en un distópico futuro, mezcla de Mad Max y de Walking Dead.
Quizá porque los sueños son una parte importante de mi mundo, una de mis novelas gráficas favoritas (antes los llamábamos Tebeos) es “The Sandman” de Neil Gaiman.
El protagonista, una representación entre humano y Dios es hermano de la familia de los “Eternos”: “Destino”, “Deseo”, “Muerte”, “Destrucción”,  “Desespero” y “Delirio”.
Os preguntaréis por qué a alguien como yo, con pinta de leer libros de autoayuda, estaría interesada en pasar una mañana buscando cómics en una librería. Pues para empezar, porque odio los libros de autoayuda, y para continuar, porque le debo a Neil Gaiman que me devolviera la fe en la ficción. Pero sobre todo por sus fantásticas frases, de esas que cuando las lees te ponen la piel de gallina o te hacen sentir mariposas dentro. Tengo una extraña relación con este autor. Me gusta tanto que soy incapaz de leerme todos sus libros. Hasta que no publique algo nuevo, tengo un par en reserva sin leer. Por si un día necesito una dosis de magia en mi vida.
Como estamos a lunes festivo, no me voy a alargar más. Os dejo con vuestros sueños, esos que se viven dormidos y despiertos. Yo me quedo en ese portal entre la vigilia y el sueño, esperando que un día gane el bando onírico, y seamos inmortales. La canción de hoy es rara. Nastassja Kinski en una película que creo que sólo hemos visto el señor Coppola y yo, bueno y puede que nuestras respectivas familias. Disfrutadla. Seguid soñando y sed felices. 


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