lunes, 8 de mayo de 2017

Madrid y los fantasmas del arte.

Acabo de pasar un interesantísimo fin de semana en Madrid, ciudad que me robó el corazón la primera vez que la visité y sigue haciéndolo cada vez que vuelvo. Esta vez no he visto nada de jazz en directo, que es donde suelo acabar las noches madrileñas. Pero en lugar de eso he quedado con uno de mis más antiguos amigos, que por cuestiones del espacio tiempo no solemos coincidir demasiado. Pues desde aquí lanzo una ola de agradecimiento a él, a su paciente marido y a sus encantadores amigos, por los buenos ratos pasados.
Mi plan inicial fue ver el Museo del Prado. Y lo hice, pero cometí un error de principiante y no me preparé la visita. Así que al cabo de un rato y antes de ver “Las Meninas” o la “Rendición de Breda” ya estaba cansada de chocar con gente. Hoy no voy a hablar de eso.
El destino quiso que coincidiera con una exposición de Picasso, en el Museo Reina Sofía. “Piedad y terror en Picasso: el camino al Guernica”. Ya había visto el cuadro antes. Pero a lo mejor por la preparación psicológica de la expo que desemboca en el gran final, o a lo mejor porque estoy más sensible, la verdad es que me emocioné. Y pensé que a veces el arte, SÍ necesita explicación. Más allá de la representación pictórica de las emociones, está la historia. Una historia triste y llena de horror en este caso. Es distinto ver el Guernica a ponerte delante y sentirlo, a oír los aviones y los gritos y a empatizar con el dolor de los civiles, que son siempre los que sufren en las guerras de otros.
A parte de esta exposición reconozco que me fascina la macabra historia del Reina Sofía. Antiguo sanatorio, vagan por sus pasillos cuando cae la noche sus fantasmas. Siempre espero ver tras una ventana o al girar un pasillo a las tres monjas de ronda, de quienes se cuenta que están enterradas bajo la puerta del museo, o a Ataulfo, el demente asesino que murió allí. Casi mejor que no me lo encuentre, porque se ve que el hombre acostumbra a ser portador de malas noticias. Buscad la historia en Google, que es extensa y curiosa.  

Os dejo, con vuestros propios fantasmas, reales o imaginarios, hablad con ellos que a veces sólo vienen porque se sienten solos. La canción que os propongo hoy, es de un loco, o no tan loco, que le pone un anillo de pedida a la Cibeles, no podía ser otra. Sed felices. 


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