Cuando
llega el buen tiempo, me lleno de buenas intenciones. El año pasado intenté
meditar. Eso de posición “Flor de loto” y pantalones de yoga. Pues descubrí que
era otra de las cosas que se me daba mal. Hay dos posibilidades de fracaso cuando
meditas, y yo, las experimenté ambas. Mi primer fracaso, es que un día casi me
duermo. Y pensé, o soy muy aburrida por dentro o no estoy hecha para esto. Mi
segundo fracaso fue que en el intento de “limpiar mi mente de todo pensamiento”,
empecé a pensar. Os transcribo uno de mis intentos de meditación. Que sin duda
no irá a parar a ningún manual. Pero así os hacéis una idea de cómo funciona mi
cabeza.
“Limpia
tu mente… que poco me gusta limpiar, pero ¿Y lo bien que queda luego? Aunque es
peor planchar, y en verano no digamos. Con lo que avanza el mundo ya podrían
inventar la ropa auto-lavable-planchable, pero no, vamos a buscar agua a Marte.
¿Quién quería ir a Marte? Ah sí Elon Musk, hay que ver que listo es ese hombre.
Me gustan los hombres listos. Como Carl Sagan. Y lo bien que le quedaban los
cuellos altos. A quien también le quedaban bien es a Cary Grant, ¿Cary era
listo? Pues no sé, pero guapo sí. Se enamoró de Sofía Loren creo, y Sofía se
fue con Carlo Ponti. El amor es ciego. A mi si Cary me dice ven lo dejo todo.
Hace mucho que no veo una peli de Cary Grant, voy a poner una”.
Y
hasta ahí mis intentos de ser alguien más zen.
Este
año he decidido no meditar. Si me sale tan mal a lo mejor es señal de que no lo
necesito. Pero sí que he decidido, no pensar mucho en las cosas. Normalmente cuando
me sucede algo nuevo o cuando tengo que tomar una decisión, vienen a
acompañarme mis miedos y nos tomamos unos cafés juntos. A mis miedos los
conozco desde siempre, y aunque hemos crecido juntos, los muy cabritos están en mejor forma que yo. Creo que
mis miedos son tan fuertes porque hacen pesas a escondidas. Pero he tomado una
decisión. Voy a cortar con ellos. Me dará pena y sé que insistirán en
hacerme creer que están ahí para protegerme. Al fin y al cabo, el miedo está muy
relacionado con el instinto de supervivencia. Pero a veces el miedo se enamora
de ti y no te deja ser libre. ¿Queréis saber algo paradójico? “Juan sin miedo”
era mi cuento favorito de pequeña. Me lo leía mi abuela muchas veces para darme
la cena. No estaría muy orgullosa de mí ahora.
Os
dejo para que penséis en vuestros miedos o para que les digáis adiós. Y os dejo con otro señor por el que tengo cierta debilidad. Alan Alda cantando en la película de Woody Allen "Todos dicen I love you". Sed valientes y felices.
Yo tampoco soy muy zen. Me entra un sueño que no puedo con la vida. Puede ser que no lo necesitemos, no sé...
ResponderEliminarPienso lo mismo, no lo necesitamos ;)
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