lunes, 22 de mayo de 2017

Lunes que soñaban ser viernes.

Lunes en que despiertas y hueles el mar, lunes que creías que eran viernes pero no, porque tienes que coger el coche y volver al interior ya que la vida real te reclama. Como yo soy muy de que la vida real no me estropee mi fantasía, digamos que por dentro sigo oliendo la sal. Asocio la costa con la libertad, con las vacaciones, con los buenos ratos.
Aunque me encantaría que algún día vinierais a pasar un tiempo en los paisajes que tengo montados en mi cabeza. Mi perfecto retiro vacacional tiene un poco de todo. Para los momentos de relajo, tiene una cama balinesa a la sombra, y el aire huele a vainilla y a coco. La música la pone alguien a quien le suena el “Rat Pack”, y las bebidas me las prepara Dean Martin. Siempre hay alguna exposición o algún acto cultural cerca, para cuando el alma quiere empaparse de belleza. Y un libro en el bolso. Aunque ahora mismo soy una lectora en busca de autor. Es lo que pasa cuando terminas con una historia que te gusta. Vas dando oportunidades de volverte a enamorar, pero cuesta.
No hay gritos en las cafeterías y la música latina está prohibida, a no ser que sea de Compay Segundo o similar. Las charlas con conocidos son amenas y alegres. Con la gente nueva, están llenas de historias desconocidas y antiguas, de misterio y tradición.
Aunque dudo que ninguna agencia de viajes me consiga un paquete vacacional que se adapte a mis sueños, me encantaría que algún día pudierais ver el mundo como lo veo yo.
Y como hoy el día está tan claro y azul que puedo ver las vacaciones cerca, os cuento mis planes para dentro de 5 segundos o 5 días, según vea.
Primero, aligerar equipaje. No me refiero a cerrar el pasado ni nada que suene a auto ayuda, sino a no llevar un bolso de Mary Poppins de donde puede salir una tirita en caso de urgencia, o un hacha tamaño mediano por si hay que cortar alguna rama.
Segundo, renovar la música que escucho. Aunque mantendré algunas canciones insustituibles, es hora de abrir mis oídos. Acepto sugerencias.
Tercero, encontrar algo que valga la pena escribir, cada día de mi vida. Empezando por hoy.
Y por último, ser feliz, más feliz. A pesar de todo. A pesar de las noticias, del mal café, de las conversaciones tediosas y de los días grises.

Os dejo con una pieza musical que me gusta, y mejora con el volumen muy alto y cuando la vida te presenta un giro de guión. Sed felices.


No hay comentarios:

Publicar un comentario

EL CREADOR DE DISTOPÍAS

  Tengo un amigo que ama las distopías. Escribe sobre ellas y parece que todo lo analiza con precisión quirúrgica, cuando lo imagino delante...