lunes, 17 de julio de 2017

THEY CALL YOU LADY LUCK

Seguimos con la ficción. Esta vez dedicada a alguien en quien pensáis muchas veces a lo largo de vuestra vida.

Hay muchas maneras de invocarme. Algunos sopláis las velas en vuestra tarta de cumpleaños. Otros lanzáis monedas a una fuente, pedís deseos a las estrellas fugaces o dais palmadas a las 11:11.
Todas estas cosas me halagan y me siento querida, pero dejadme deciros que todas son incorrectas. Ninguna funciona. Aún así, hay muchas formas de invocarme. Sólo el que esté atento a los detalles será capaz de verme. Me escondo mucho mejor que Puck que se anuncia cada solsticio de verano. ¿Sabéis cuál es vuestro fallo? Que sólo invocáis una parte de mí. Queréis que os haga caso siempre que mi lado malo viene de visita. Pero aunque no sea humana tengo mis dos partes. No somos dos entes distintos. El mal lucha contra el bien eternamente en mi interior. No siempre es una lucha dura. A veces dejo que gane el mal para divertirme y ver cuánto aguantáis sin llamarme. A veces bebo un vodka helado y me entretengo viendo vuestras desgracias. Como si estuviera en el cine. Os veo entrar en iglesias, llorar de noche cuando creéis que nadie os observa y cuando veo que no podéis más, os lanzo unas migajas que vosotros llamáis destino. Hay algo que me sorprende mucho más que todos vuestros rituales. ¿Sabéis cuánto dinero derrocháis en mi nombre? La lotería tiene que ver con el azar, no conmigo. Puede que os toquen millones y no os quede tiempo. Puede que seáis ricos y no tengáis a nadie con quien compartirlo. Pero ahí estáis, pobres mortales llenos de amuletos invocando mi nombre semana tras semana. A veces juego al ajedrez con el azar. Y nos reímos de vuestras necesidades. Sí. Somos crueles. Va con nosotros. Contadas veces a lo largo de vuestra historia alguien ha hablado conmigo cara a cara. Sabiendo que era yo. Y he sido generosa. Pero se necesita valor para reconocerme. Os daré alguna pista. No soy la morena que te mira en el metro. No soy la cita de Tinder a quien pones sobre un caballo blanco. No suelo aparecer en forma de gran oportunidad ni de boleto de un sorteo. Tampoco en forma de trébol de cuatro hojas. Suelo ser más cotidiana. Puedo estar escondida en las salas vacías de un museo a punto de cerrar. O en un cine donde nadie va. Podría estar un segundo después  de que se cierren las puertas del avión que no has podido coger. Suelo estar en las tormentas que cambian de dirección y en los reflejos del cristal que ves de reojo casi sin darte cuenta. Me gusta esconderme en los pequeños detalles. Pero tu no tienes tiempo para estas cosas ¿verdad? A veces pasas por mi lado y no me ves. Puede que yo estuviera pendiente de ti y me enfado. Es entonces cuando mi parte mala te persigue.
Hay formas de vencerme. Si veo empeño en ello te dejo ganar. Y entonces es cuando dices que la Buena Estrella se la fabrica el que trabaja. Pero la mayoría sois muy vagos para intentarlo. Otra forma de tenerme a tu lado es enamorarme. Pero es difícil. No soy mujer de monedas en la fuente ni rosas rojas. Debes seducirme con otras cosas. Me llaman Suerte. Entretenme con tus historias y puede que veas mi parte buena.


Os dejo con la pregunta de qué estaré tomando o fumando para escribir estas cosas. Os confieso que sólo tengo un cigarrillo rubio y un gran vaso de agua helada. La canción de esta semana como no podía se otra es “Luck be a lady tonight” del  musical “Guys and Dolls”. La canta mejor Frank Sinatra, pero he encontrado esta versión de Ewan McGregor y si aguantáis un poco el diálogo inicial lo oiréis cantar dándolo todo. Sed afortunados y sobretodo sed felices.


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